Lewis Carroll no hizo más que manifestar la fascinación que los niños sienten al contemplar su reflejo. Carne y mirada son los protagonistas de estos espejos virtuales. Los pigmentos recrean la ilusión de alguien que vive al otro lado; que respira y dialoga silente con el espectador, cuando la luz alcanza la superficie de la tela.
Venus. Oleo sobre lienzo (detalle)
Primera mancha para el retrato de Carlos Hernández.
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